Aunque se entregó por conseguir que España figurase en la órbita mundial, Santiago Ramón y Cajal, Premio Nobel, se lamentaba en aquellos años de que «al carro de la cultura española le faltaba la rueda de la ciencia». Precisamente, él fue uno de los grandes perjudicados de que la apuesta de nuestro país por el impulso de la producción científica fuera nula. Sin embargo, nunca se doblegó. Encorvado, a veces sobre su microscopio, a veces sobre su inseparable cuaderno, exprimió su talento artístico como ilustrador y lo conjugó con su prometedora vocación investigadora para editar los libros de histología y anatomía patológica que durante años utilizarían y consultarían los estudiantes de Medicina. Santiago Ramón y Cajal quería asegurarse así la disponibilidad de lo único que le impedía seguir elaborando hipótesis proféticas acerca del funcionamiento del cerebro: la necesaria financiación.
Dr. Ramón y Cajal: «Queremos impulsar un cambio de paradigma científico»

Dr. Ramón y Cajal: «Queremos impulsar un cambio de paradigma científico»
16/07/2022 La Razón